La IA y el futuro
Reconozco que la primera vez que escuché la frase ‘Inteligencia Artificial’ (IA) no le di la trascendencia que debía. Me sonaba a un avance más en el mundo de la informática, algo a lo que nuestra generación, que ha conocido la creación de internet, estamos bastante acostumbrados.
Sin embargo, creo que este avance no sólo ha venido para quedarse, sino también para transformar el mundo. Va a suponer, según los especialistas, un cambio aún más radical que la entrada de internet y de los móviles en nuestras vidas.
El pensamiento, es precisamente, lo que nos diferencia del resto de especies que comparten nuestro planeta, es único, y es un proceso mental voluntario o no que se produce en la corteza cerebral. Lo que a mí siempre me ha llamado la atención es que de algo material como es el cerebro se produzca algo tan extraordinario e inmaterial como es el pensamiento.
Pues bien, cuando aún ni los más estudiosos de la materia saben bien cómo funciona la razón, aparece en nuestras vidas una inteligencia artificial que amenaza con ser más perfecta que la que la creó: la humana.
Quizá, según nos dicen, la IA en poco tiempo se encargue de trabajar por nosotros (al menos en muchas profesiones) y nos supere. Será entonces, si es que llega, cuando el ser humano se enfrente por primera vez desde que existimos a su mayor desafío: la gestión de su tiempo libre.
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Ya hay muchas voces que alertan de los riesgos, pero, en mi opinión, el proceso iniciado es imparable. Nunca en la historia, la humanidad ha renunciado a un avance tecnológico y no creo que ahora vaya a ser la primera vez.
Así que, según lo veo yo, en unos años la brecha entre los que tienen acceso al conocimiento y los que no, se hará aún más profunda. Será sin duda, una transición rápida, la más rápida de la historia que dejará a muchos detrás.
Campos del conocimiento como la medicina o la educación pueden ser perfectamente colonizados por este invitado abusón. Sin ir más lejos, hace varios meses leí una noticia sobre el despido del 10% de los contratistas de la conocida aplicación de idiomas Duolingo. Al parecer, muchos de los que continúan tienen como trabajo controlar los contenidos de la IA generativa.
La medicina diagnóstica también puede experimentar cambios importantes. En varias pruebas realizadas con la nueva tecnología se ha comprobado cómo la IA es capaz de anticipar enfermedades a partir de la comparación de millones de casos clínicos. La técnica utilizada, de momento, se basa en comparar millones de órganos en un estadío previo a la enfermedad con otros totalmente sanos y hallar las diminutas diferencias que hoy por hoy, el médico no puede detectar con sus sentidos.
Todo esto aunque dé un poco de vértigo suena bien, pero también existen importantes riesgos. Al anteriormente aludido de la desigualdad de acceso al conocimiento con lo que ello supone de desigualdad económica, se añaden otros como pueden ser los de seguridad, pérdida de conexión humana o incluso los derivados de comportamientos imprevistos de una mente no humana y no controlada por nosotros. Tampoco podemos obviar el impacto para el medioambiente que hoy por hoy supone. Según un estudio de la Universidad de Nuevo Méjico un centro de datos promedio necesita entre 1.7 y 2.2 millones de litros de agua por día, principalmente para la refrigeración de sus servidores y esto no ha hecho más que empezar.
Lo cierto es que el hecho de que haya una inteligencia tangible superior a la nuestra, asusta. Nunca nos había pasado. Hasta ahora las grandes revoluciones industriales sustituían trabajos manuales, pero esta es la primera vez que lo sustituido son trabajos intelectuales.
Seguramente aún queden reductos para el ser humano en el nuevo futuro que nos espera. Hoy día valoramos más los trabajos manuales y artesanales que los producidos en cadena, quizá en el futuro ocurra lo mismo con los trabajos intelectuales, por ejemplo, de creatividad.
El futuro es siempre incierto y probablemente en unos años alguien pueda leer este artículo y reírse de las divagaciones que contiene, así que volviendo al presente inmediato, debo decidir en qué formato quiero guardarlo para no perder la información que contiene y que no me ocurra lo mismo que con lo grabado en videos (VHS, BETA, 2000), cintas de casetes o CDs que ahora no puedo reproducir…quizá sea mejor imprimirlo en papel que dura miles de años… y es más ecológico.



