Jueves, 23 de Octubre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
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Ernest Berkhout

Sareb


La Sareb se estableció en 2012 como organismo para engullir toda la materia tóxica de la crisis inmobiliaria, guardarla un tiempo limitado, y volverla a poner en el mercado más adelante. SAREB significa 'Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria, S.A.'. Eufemismo para GSBIV 'Gran Saco de Basura Imposible de Vender'. Los excesos del boom inmobiliario del principio de siglo dejaron en estado lamentable a la economía global, y más especialmente, a la española.

 

El logo de la Sareb es una espiral hacia abajo. Muy ilustrativo, aunque es posible que originalmente fuera ideado como el tornillo hacia arriba, no lo sabemos.

 

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Ahora, la Sareb se hace mayor, la mayor parte del trabajo ya se ha hecho, gran parte de los activos moribundos se han colocado, y las pérdidas gigantescas que pagamos todos los contribuyentes se han ido reponiendo, dentro de lo posible. La Sareb entra en la tercera edad, se acerca la jubilación. A finales de 2027 debe de atar los flecos, deshacerse de lo que le queda, sabiendo que probablemente sea lo peor.

 

Desde 2012, la situación inmobiliaria ha cambiado dramáticamente. Otra vez faltan viviendas, miles de viviendas. Decenas de miles. Los jóvenes no pueden salir de casa. Un alquiler cuesta lo mismo al mes que un salario y medio. Menos aún, pueden buscar la entrada para poder comprar un piso. Las calles de la ciudad están llenas de agencias inmobiliarias, con su iluminación LED azul, ofreciendo viviendas a quinientos mil con fotos entre placas de metacrilato cutres. Hasta los ingenieros informáticos espabilados se hacen agentes inmobiliarios mientras dura la fiesta, porque con tres ventas se arreglan el año.

 

Dicen que no hay boom, que esta vez es distinto, porque no están llenando el mercado de liquidez los bancos. Dicen que no hay oferta, no hay producto. Los tipos de interés siguen bajando, las hipotecas vuelven a publicitarse: elige tú mismo cómo lo quieres, una hipoteca a medida. Mundo de oportunismo. ¿No habrá otra debacle?

 

Las promociones más inverosímiles, con campos de golf en medio del desierto, se han vuelto a activar. Corvera Golf ha resucitado (aunque esta vez sin campo de golf) como una comunidad de gente joven, en una ladera idílica de la Sierra, fácilmente ubicado para llegar a Murcia, Torre Pacheco o Cartagena, y pegado al mejor aeropuerto del sur de España. Los pisos que allí se vendían en menos de sesenta mil euros ya no quedan.

 

Mosa Trajectum, ejemplo extremo y pionero del despropósito inmobiliario en su día, ha hecho un rebranding estupendo y vuelve a ser centro de atención en las ferias 'Second Home' de Países Bajos y de Bélgica. Ahora se llama Altaona, que es un nombre sugerente, mezclando los conceptos de altura e individualidad. Tiene un sufijo que lo es aún más, 'Golf and Country Village' que nos recuerda una vez más de que siempre estábamos destinados a ser la Florida de Europa.

 

La Sareb ha pivotado hacia nuevas funciones, entre ellos la de ser el centro de la estrategia del gobierno en materia de vivienda pública. Se convierte de esta manera del "banco malo" al "banco bueno". Sin ser banco realmente, pero esa es otra historia.

 

En 2025, la compañía incorpora a sus objetivos que sus activos residenciales sean puestos a disposición de la nueva empresa pública de la vivienda. En realidad, el gobierno hace lo de siempre. Cambia las cosas de nombre, para que parezcan iniciativas frescas, energéticas. Aunque se basará en la ya existente Sociedad Pública de Gestión de Vivienda y Suelo (Sepes), se va a llamar de otra forma. Y darán palmas energéticas, sonrientes e imbéciles tanto Yolanda Díaz como María Jesús Montero, ya verán. Me refiero a las palmas que dan, no a ellas, claro está.

 

El presupuesto de Sepes para 2023 era de 260 millones de euros, un 126% más que en 2022. La nueva entidad seguramente dispondrá de más dinero aún, si no tenemos que incrementar el gasto en defensa. Sin duda se llamará Vivalia, o algo similar, y a ella se incorporarán progresivamente las viviendas de la Sareb, con 13.000 de ellas de forma inmediata y un objetivo de 30.000 en 2025 más 10.000 adicionales en 2026. Estas viviendas representan ya lo último de lo tóxico que vimos al principio del artículo.

 

Es indudable que la falta de vivienda es un problema grave en España, como lo es en otros países europeos.  El Gobierno ha anunciado una inversión de 20.400 millones de euros para políticas de vivienda dentro del Plan Estatal de Vivienda 2025-2028. No se especifica qué parte de este monto se asignará directamente a la nueva Sepes. Y resulta difícil prever si realmente va a ayudar esta situación la intervención del estado en el mercado libre.

 

La vivienda pública es absolutamente necesaria para paliar la situación actual. Pero la nueva Sepes debe de obtener los beneficios máximos posibles de los activos de la Sareb. Esto implica ponerlos en el mercado a precios de mercado. No puede regalar nada, porque su función es tapar el agujero de 2008.

 

¿Habrá un reparto equitativo entre la gente que realmente necesita ayuda en la adquisición de una vivienda digna, o se va a repetir la merienda que hubo con las viviendas de protección oficial a finales de los años noventa, cuando cualquiera conectada con la política local o regional podía conseguir una vivienda para poner en alquiler? Veremos con interés cómo se desarrollan las cosas en el próximo año.

 

Linkedin: Ernest Berkhout

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