¿Congestionada?
Hoy, mientras escribo esto, exactamente a medianoche, la ciudad de Nueva York empezará una nueva era: la de la tarificación por congestión. En la zona por debajo de la calle sesenta en Manhattan (ver mapa), si entras con tu vehículo privado entre las 5 de la mañana y las 9 de la noche, tendrás que pagar 9 dólares. Incluso si entras a esta zona por la noche, te costará 2,25 dólares. Y exclaman los neoyorquinos: ¡Pero esto qué es!
La gran manzana sigue los pasos de Londres, Singapur y Estocolmo. El plan busca reducir el tráfico, limpiar la atmósfera y financiar el transporte público. Entiendo que no ha sido nada fácil implementarlo en aquella ciudad ruda, corrosiva e independiente. Y efectivamente, han tardado décadas en implementarlo, desde el alcalde Bloomberg en 2002, hasta hoy.
¿Cómo funciona? Pues hay cámaras por todos lados, te registran la matrícula del coche y te mandan el recibo a tu casa. Igual que pasa con las multas de tráfico del tipo que sea. ¿Es un sistema perfecto? Pues no, hay muchísimas multas que no se pagan porque la matrícula no se puede leer o está rota u otras razones similares.
La implementación de este sistema no es más que una ampliación del sistema de peajes que ya hubo en Nueva York, donde usar los túneles de Holland y Lincoln desde el oeste, y los de Queens y Brooklyn desde el este ya los llevan. El mismo sistema que te cobra el paso por estos túneles a Manhattan te aplicará una rebaja para evitar la doble imposición.
De la misma manera, si no sales o entras de la zona, (lo que por cierto te califica inmediatamente o de multimillonario o de indigente), no tienes que pagar nada. Todo esto dentro del contexto de que el precio real de entrar con un coche más a la zona ha sido calculado en 80 dólares, por una combinación de la congestión que destruye la productividad, la contaminación que daña los pulmones, los accidentes que afectan a la seguridad y el coste económico de una calidad de vida reducida.
Todo esto dentro del contexto en que, a la zona afectada de Manhattan, para muchos aún hoy la capital del mundo libre, más del 90% de los trabajadores llega con transporte público. Es más, la mayoría de la gente que va a Broadway, a restaurantes, o para comprar cosas que no necesitan en la Quinta Avenida, vienen en autobús o metro.
En las grandes ciudades españolas aún queda rato para reducir la carga de vehículos en el casco urbano. En Madrid, ya te prohíben la entrada si entras con un vehículo sin el sello adecuado. El casco de Madrid ya parece bastante más llevadero que hace quince años.
Y todo esto, ¿qué tiene que ver con Murcia? Como ya sabéis, entrar y salir de la ciudad de Murcia durante estas navidades ha sido como poco cansino. Pasarte 27 minutos en la Ronda de Levante en tu Golf Diésel de 2001, no es bueno ni para ti, ni para la ciudad, ni para los peatones que tienes al lado, respirando los gases de tu tubo de escape. Hay que tener en cuenta que pasas esos 27 minutos detrás de un autobús municipal con un motor diésel del siglo pasado, respirando el veneno que expulsa.
En Murcia estamos lejos de cobrar a los conductores para entrar a la ciudad
Incluso si vienes en tu reluciente híbrido, los mismos 27 minutos, más silenciosos eso sí, son igual de imposibles, y es verdad, llegarías antes andando.
En Manhattan, la reducción de tráfico debido a la nueva tasa se cifra en 80.000, que representa entre un 11 y un 20%. No se espera un parón total, sino un alivio importante. El que quiere pagar, puede hacerlo. Se espera también una subida en el uso del transporte público (metro y autobús), en el compartir de coches, y en el uso de bicicletas y patinetes eléctricos.
En Murcia estamos lejos de cobrar a los conductores para entrar a la ciudad. Muchos creen que el nuevo Plan de Movilidad, al que nos vamos acostumbrando poco a poco, está destinado a imposibilitar el uso del coche privado. Algunos de este grupo ven una merma en sus derechos, impulsado por reglas zurdas de políticos en Bruselas, a los que nadie ha votado.
Personalmente, casi nunca uso el coche ya para entrar al centro de la ciudad. Los lectores que me siguen saben que mi modo de transporte es otro, que no requiere esperar en una cola. Estoy seguro de que, en NYC, esta medida tendrá beneficios inmediatos en el bienestar de las personas que viven y trabajan en la zona al sur de la 60. Pero ojo, hay un cambio que va a ocurrir este mes de enero. Trump 2.0 toma el mando, y puede que utilice alguna orden ejecutiva para tumbar el invento. Ya iremos viendo.