Lunes, 08 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNGente que va de baños
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María Belén Albaladejo

Gente que va de baños

 

Desde pequeña me gusta esta frase. Sirve para definir a aquellos que llegan a pasar un tiempo de ocio a un balneario de nuestra Región o a las charcas de La Puntica en Lo Pagán. Muestran su particular superioridad, improvisan conocimientos zafios, dimes y diretes, y se van. Vuelven a sus casas.

 

No sé qué tienen algunos de los representantes públicos, los que están y los que pretenden llegar, que cada vez que los escucho, los leo o los veo, recuerdo esa frase: 'Gente que va de baños'. ¡Está claro que no se van! Por lo que, el recuerdo, viene por el lado de los dimes y diretes, de la improvisación y de su particular exhibición de superioridad falaz.

 

Me explotó la cabeza, figuradamente, hace unos días viendo un debate político, por llamarle algo con más enjundia que espectáculo bochornoso. Ya antes de la traca final estaba perpleja. Era como jugar al Cluedo con pistas falsas, tú me preguntas la hora, yo te mando al cine, yo te pregunto una dirección, tú me despistas con el tiempo que hará mañana.

 

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Nuestros políticos dicen regirse por principios. Yo veo principalmente dos: el de la vulgarización y el de la orquestación. El de vulgarización alaba el populismo. Bien adapta el  nivel al menos inteligente de los individuos o vocifera sinsentidos groseros que, los ya súbditos, palmean. El de orquestación remarca, machaconamente, una ocurrencia (que no idea) y la repite y repite hasta sembrar el pánico.

 

Leí hace muchísimos años 'Los bufones de Dios' de Morris West  y, en un cuaderno que guardo con hojas amarillentas y ajadas, escribí una frase del libro: “El lenguaje de la política está construido expresamente para ocultar la verdad”.

 

Al volver a esa frase me pregunto si la ocultan o  consideran que  no hay ninguna verdad distinta a la que, de forma tan iracunda, intentan inocularnos. Con gesto altivo creen que la información que se han fabricado ellos es la única información válida. Es tal el esfuerzo que ejercen, desde los púlpitos de cemento que se han construido, por enfrentarnos para salir vencedores de no sé qué, para mostrar los pectorales retando al de enfrente como pavos reales que, dudo mucho de que este circo, que dicen gestionar, se acabe. La casa de los horrores de cualquier feria.

 

Tremendo como se refieren a nosotros. Debemos ser los otros. Un grupo donde ellos, los que salen en televisión y en los periódicos, no deben estar. Hablan del pueblo, de los ciudadanos, de las gentes de los barrios castizos, en tercera persona del plural y ellos, liderados por el yo más absoluto de la primera persona del singular. Así es, somos los otros. “Los murcianos necesitan un gobierno estable, los murcianos están hartos del poder central”… Y ellos,  ¿Han nacido en Nueva York? Echo en falta ese nosotros que construye y recoge. Lo de los barrios castizos, en Murcia, mira que no lo entiendo o, quizá no lo quiera entender.

 

Según escribió Platón, cumplo los requisitos para dedicarme a la política. Tengo más de 40 años, hasta hoy me he buscado mis habichuelas y, casi garantizada, tengo mi subsistencia. Por lo que, solo la intención de mejorar la existencia en este mundo de todos, me llevaría a la senda de la política.

 

No lo voy a hacer. En la performance para obtener algún voto me faltarían golpes de pecho y gritos, y mover las manos como un robot Viernes Santo paseando por la ciudad, y proferir frases dictadas a través de un pinganillo, y estar ilocalizable cuando mis iguales están sufriendo, y dormir a pierna suelta en un colchón de mentiras, y proferir insultos desde el estrado del Congreso o desde el atril de las asambleas de las comunidades autónomas, y contestar siempre con un “graciosillo” ataque al contrario (entendiéndolo como enemigo) al margen de la pregunta, para convertirme en viral, y ocupar posiciones traseras en un balcón, y acusar a Atila o Mortadelo y Filemón  de las informaciones veraces de abusos, negligencias y torpezas de los míos y de la muerte de Manolete (otra frase con historia), y hacer “un corta y pega” de fotos e informes para mi interés, y poner cara de inocente siempre, y vanagloriarme del hundimiento de una sociedad, y obviar con sonrisa cínica, los comportamientos xenófobos, racistas, machistas, aporofóbicos, homofóbicos, y buscar explicación “clínica” a la violencia vicaria y girar la cabeza cerrando los ojos ante el continuo golpeo al distinto en las aulas, en las calles.

 

En fin. Soy más de ducha que de baños o lo que es lo mismo, mala cama tiene la perra.

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