Asunto Ábalos, ¿escollo u oportuno engorro?

Pues éramos pocos y…pensarán muchos, dentro y fuera del PSOE, salta un nuevo escándalo. Nadie como Pedro Sánchez ha hecho de la necesidad, virtud. Un auténtico filigranas del asunto. De nuevo aparece otro prenda que se lucró con las mascarillas en la pandemia. Y van unos cuantos, entre presuntos, inculpados, exculpados. De todas las cataduras, aristócratas sevillanos, exporteros de establecimientos con lucecitas de ésas que ustedes saben. Del glamour, al cutrerío que huele a ambientador espeso y fritanga. Y otra vez más el nombre de Ábalos sale a la palestra. Si es que, como dice la canción de Pedro Navaja: "si naciste pa martillo, del cielo te caen los clavos". Y es que el podre exministro lo lleva en el rostro escrito. Ya se le puso la cara así desde el asunto Delcy, cuando la entonces vicepresidenta -ignoro si sigue en el cargo en la actualidad-  venezolana lo puso en un aprieto cuando tuvo que salir echando leches, sin premeditación pero con mucha nocturnidad, nuestro hombre al aeropuerto de Barajas para que la Delcy Rodríguez (qué bonito nombre para un culebrón de su país) no pisara suelo español y, de paso, invadir el Espacio Schengen, al que tenía prohibido su acceso. Un sufrido este Ábalos al que no le cabe la camisa con la que está cayéndole sin comerlo ni beberlo , quizás. O no, o sí, o puede, quién sabe.

 Y en éstas estamos, cayendo una lluvia de hachas como si esto fuera un concierto de Iron Maiden, y Pedro Sánchez sin inmutarse, con él no va la cosa. Disimula, que algo queda. Más bien yo pienso lo contrario, en el fondo creo adivinarle hasta una risilla floja, pérfida, malvadilla incluso. Haciendo, según la costumbre, de los problemas, un recurso, a él puede venirle muy bien. Un escándalo, tapa otro escándalo, que parece ser la ley de la termodinámica política en nuestro país. No es un escándalo en sentido estricto lo que hay que tapar, pero sí un asunto espinoso, el asunto espinoso que ni cesa ni caduca: La amnistía. Ya empiezan las prisas, el tiempo apremia y ni tan siquiera al descaro rampante en el que está sumido todo, le es ajeno el tictac del reloj. Ya se están estirando los plazos a pesar de las prórrogas. Además, los del vecino empadronado en Waterloo, no paran de meter prisa. O se soluciona lo suyo, o hacemos saltar por los aires el tablero y a hacer puñetas la partida.

 Sánchez, que tiene una flor en salva sea la parte, de todo hace una victoria y, al tiempo, dejará no solo caer a Ábalos con armas y pertrechos, sino que no le ha podido llover del cielo un affaire más oportuno, una suerte de explosión controlada, un estallido al que no le va a llegar personalmente ni una esquirla. Al contrario, será una ocasión digna de mostrar que él es martillo de herejes, paladín de la honestidad y limpieza democráticas, que para eso llegó  vía, en un principio, moción de censura. Nos lo hará recordar, no cabe duda. Le dará una mecha que, me atrevería a decir, le ha caído del cielo, sin esperarla. A algunos la diosa Fortuna no sabe ya como señalarlos. Además, le sobran recursos a nuestro hombre para que, lo que esta le da, él lo sepa aprovechar con réditos añadidos.

 Ábalos, el bienmandado, ya está camino del desolladero, y él lo acepta con resignación bovina más que lealtad, se sabe víctima propicia y va arrimando sarmientos a la pira que le va a servir el sacrificio en bandeja a su amo y señor. Será su último acto de entrega y mejor asumir este cáliz sin rechistar. De paso, contentaremos a la justicia, que anda en boca de todos, cosa que tampoco viene mal. Todos salen ganando y solo se pierde un peón, quizás en algún momento alfil, pero ya amortizado. Hay que hacer cortafuegos dejándose quemar. Solo le falta gritar ‘más madera’ para hacer una composición ajustada a la mejor tradición tenebrista de Carvaggio o Ribera. Nos va a quedar de dulce, mientras vamos a lo nuestro, que es sortear a los chantajistas de siempre.