Raúl Morales, cofundador y exCEO de Soltec
El grupo murciano Soltec ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que entra en situación de preconcurso de acreedores, lo que formalmente es acogerse al “artículo 585 del Real Decreto Legislativo 1/2020, de 5 de mayo”, previo a la presentación de un concurso de acreedores, con unas deudas que rondan los 600 millones de euros.
Soltec tenía previsto presentar hoy a la Bolsa los datos financieros correspondientes al primer semestre del año. Finalmente ha esperado hasta las 17:50 horas para remitir la información como una ‘información privilegiada’, al tiempo en que se la remitía a sus accionistas a través del correo electrónico.
La empresa con sede en Molina afirma que no puede cumplir con la obligación de publicar en tiempo y forma el informe financiero semestral, dado que está siendo aún auditado por Ernst & Young, lo cual aún llevará más días. Los auditores están haciendo especial hincapié en el análisis de impactos negativos sobre márgenes de determinados proyectos cuya ejecución se ha retrasado y problemas surgidos durante el periodo de garantía de las instalaciones ya realizadas.
Otros análisis que están realizando los auditorios de E&Y se refieren a la valoración de activos de una operación en Brasil (Araxá y Pedranópolis) y que el grupo se está planteando vender.
Si bien la empresa afirma que su volumen de ingresos de enero a junio de este año está en la horquilla de 250-260 millones de euros, la sociedad debe esperar a que el dato sea auditado antes de formalizar su comunicación a los accionistas.
Ello se debe a la cautela que deben extremar tras lo ocurrido en las cuentas de 2023, cuando Ernst & Young mostró sus discrepancias con los datos aportados por la empresa relacionados con contratos que habían sido adjudicados a ese ejercicio, si bien no correspondía haberlos aún imputado al no estar facturados. Las cuentas presentadas por la compañía concluían con un beneficio de 11 millones de euros, cuando en realidad presentaba unas pérdidas de 23,4 millones.
Estas discrepancias dieron lugar a una investigación interna que confirmó “la existencia de determinadas irregularidades que han motivado la adopción de medidas de diversa índole que abarcan tanto el ámbito disciplinario, como de gestión”. A este respecto debe interpretarse la dimisión del CEO y cofundador de Soltec, Raúl Morales.
La salida de Morales y el nombramiento de un nuevo CEO, Mariano Berges, provocó en cascada otras reestructuraciones, como el hecho de reducir el número de miembros del comité de dirección y el nombramiento de un nuevo director de operaciones (Mikel de Irala, COO) y de un nuevo director de inversiones (Andrés Carretero, CIO).
Sin crédito
A estos problemas se le suma el más apremiante, la renovación de una póliza de crédito por valor de 90 millones de euros con un sindicato bancario y de una línea de avales de 110 millones, cuyo vencimiento estaba fijado para el 30 de septiembre y prorrogable al 30 de noviembre de este año.
La prórroga de la póliza por dos meses más, según reconoce la propia compañía, no ha sido posible ante la negativa de uno de los bancos sindicados, lo que coloca a la empresa en una situación de insolvencia y ha llevado al consejo de administración del grupo a presentar “la comunicación a la que se refiere el artículo 585 de Real Decreto Legislativo 1/2020, de 5 de mayo”.
Esta comunicación, una vez recibida por la autoridad judicial, conlleva abrir un periodo de tres meses para reiniciar una negocación de la deuda que, en caso de ser infructuosa, aparejaría el concurso de acreedores.
La dirección de Soltec afirma que el actual equipo gestor está elaborando un nuevo plan estratégico para centrar la compañía en aquellas actividades y mercados de que aporten un mayor valor añadido.
Dicho con otras palabras coincidentes con la intención de Soltec, Su objetivo es volver a centrarse en la división industrial de suministro de seguidores solares, área de negocio tradicional de la compañía, que presenta unos márgenes sólidos y unas perspectivas de crecimiento atractivas, “y considerará la desinversión -poner en venta- la actividad de servicios de construcción internacional -parques fotovoltaicos-, “que ha sido una de las razones fundamentales que ha lastrado la rentabilidad y resultados de la sociedad durante los últimos años”.
Reconoce la empresa fundada en 2004, que cotiza en Bolsa desde 2020, que la “gestión de activos” (parques solares) es una “actividad intensiva en capital y más compleja desde el punto de vista operativo”.
Suspendida su cotización en Bolsa
Minutos después de la información privilegiada remitida por la empresa, la Comisición Nacional del Mercado de Valores ha decido dejar en suspenso las negociaciones sobre las acciones de la compañía. Esta suspensión se mantendrá, al menos, hasta que sean comunicados oficialmente los resultados de la compañía en el primer semestre del año.










