Martes, 09 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNSequía y plagas asolan Murcia
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Alberto Castillo

Sequía y plagas asolan Murcia

 

Desde tiempos inmemoriales la escasez de lluvia y la pertinaz sequía han venido siendo el azote para las tierras murcianas. Bien fuera en la huerta o en el campo. Pero el año 1750, uno de los peores de los que queda constancia por escrito en Murcia, la falta de agua, las constantes plagas de langosta y la ruina de las cosechas fueron causa de un importante desastre económico y de una gran mortandad. La ciudad, Concejo y regidores, y el Cabildo Catedral con el obispo al frente ya no sabían que hacer ni a que santos recurrir para paliar el desastre. Todo se había perdido.

 

Tras un otoño e invierno precedente, el de 1749, especialmente seco vemos que el viernes 6 de marzo ocurre esto: “La Ciudad acuerda que se escriba a los Señores Deán y Cabildo de esta Santa Iglesia Catedral, para que, en la víspera y noche de san Patricio, dispongan de un repique de campanas en la torre de dicho templo y que el Mayordomo lo diga al señor Provisor para que lo mande ejecutar en todas las parroquias y conventos. Así mismo se ruega a todas las comunidades para que asistan a la procesión, de manera que se lleve a cabo la fiesta con la mayor solemnidad, como Patrón que es dicho glorioso santo de esta ciudad. Y de esa forma rogar su intercesión ante el Altísimo para lograr el beneficio de la lluvia”.

 

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Cuatro días más tarde, y ya de manera oficial, el concejo, se dirige a las autoridades eclesiásticas solicitando empiecen a hacerse rogativas: “A causa de la sequía y la perspectiva de perder los sembrados, la Ciudad, acuerda escribir a los señores Deán y Cabildo para que dispongan la realización de rogativas y preces convenientes en tan importante asunto. Dos días más tarde, el jueves 12 de marzo, el Cabildo Catedral con el Obispo de Cartagena despachan estos asuntos: “Se ven dos escritos del Ayuntamiento de esta ciudad. Uno pidiendo que se toquen las campanas de esta Santa Iglesia Catedral en la festividad de san Patricio, su Patrón, tal y como la ejecuta la ciudad en la festividad de su patrón san Fulgencio, Patrón de este obispado y que a la misma vez las intenciones de dichos repiques generales sean para implorar del Altísimo el beneficio de la lluvia. El otro escrito recibido y despachado por su Ilustrísima tratase de la solicitud de rogativas para la lluvia que ya se necesita en los campos".

 

[Img #6761]Ambas cosas fueron aprobadas por el Cabildo y concretamente en el tema de las rogativas se acuerda lo siguiente: “Tráigase el sábado inmediato a la milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Fuensanta a esta santa Iglesia Catedral desde su ermita en la sierra. Permanezca en este templo durante nueve días realizándose un novenario para pedir su intercesión. Cántese todas las tardes la letanía a canto llano, la Salve y motete con música”.

 

Dos días más tarde, el sábado 14 de marzo de 1750 llega a la Catedral la imagen de la Virgen de la Fuensanta en especial procesión de rogativa. “En respuesta a la solicitud hecha por el Cabildo de la Ciudad, la tarde de este día se trae en la forma acostumbrada la milagrosísima imagen de Nuestra Señora de la Fuensanta, celebrando misas de rogativa que permite el presente tiempo de Pasión. Así mismo se recuerda a los señores párrocos por donde pasará la milagrosa imagen canten Salve y letanías”

 

De nada sirvió aquel año la rogativa realizada con la imagen de la Virgen de la Fuensanta o el volteo general de campanas en honor a san Patricio pidiendo su intercesión. En la provincia de Murcia la sequía continuaba y el hambre hacía acto de presencia. La Iglesia continuó con sus esfuerzos realizando cultos extraordinarios pues la situación en toda la Diócesis era ruinosa. Así el lunes 13 de abril “El Excelentísimo Señor Deán y Cabildo de la santa Iglesia Catedral de la Diócesis Carthaginensis comunican que aún no se ha logrado que llueva a pesar de las rogativas. Determinan hacer nuevas rogativas por medio de su Excelsa Titular y Patrona, Nuestra Señora de Gracia, la imagen de la Purísima Concepción de María Santísima y las santas reliquias de sus gloriosos patronos los santos de Cartagena. Se extenderán durante nueve días con misa por la mañana y preces por la tarde implorando el tan ansiado bien de la lluvia. Así mismo se acuerda que acabado el citado novenario pidiendo el don de la lluvia se saquen en solemne procesión las reliquias de los hermanos santos de Cartagena que se custodian en esta Santa Iglesia Catedral”.

 

Se debía acudir de nuevo a la Misericordia divina para su remedio

 

Pero tampoco estos cultos dieron el fruto apetecido y la provincia seguía sumida en una sequía que duraba ya casi un año lo que estaba causando, aparte de ruina económica, la aparición de enfermedades que en muchos de los casos se saldaban con la muerte de los enfermos. Tal es así que en el mes de junio “El Señor Don Francisco Rocamora, Regidor Mayor, informa a la Ciudad sobre las muchas enfermedades que se padecen en esta ciudad y su jurisdicción, muriendo algunos y extendiéndose el contagio de fatales consecuencias, por lo que, si le parecía al Ayuntamiento, se debía acudir de nuevo a la Misericordia divina para su remedio y escribir así mismo al Cabildo Catedral y Obispo de la Diócesis para que sirva determinar las preces convenientes para lograr tan alto fin” Aquel verano, según las crónicas que hemos consultado, fue especialmente duro para Murcia pues a la falta de lluvia que no había llegado, las enfermedades producidas por la escasez de agua e higiene y la ruina económica con los graneros vacíos y falta de alimentos se sumó una terrible plaga de langosta que asoló los campos de Murcia y de Cartagena. Y la sequía continuaba.

 

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El martes 17 de noviembre se vuelven a pedir rogativas “Se acuerda por la Ciudad escribir a los señores Deán y Cabildo de esta Santa Iglesia a fin de suplicar a Dios Padre, con las preces que tengan convenientes para lograr el beneficio de la lluvia que tiene asolada a esta tierra” Tres días más tarde, el Cabildo acuerda que se digan las preces en las misas privadas, pero no concede permisos para realizar rogativas públicas ni procesiones. Como podemos observar en estos documentos históricos el problema del agua y la falta de lluvia ha sido siempre una constante en la historia de Murcia pues estos acontecimientos narrados pasaron hace 274 años y, hoy en día, seguimos inmersos en un largo periodo de sequía y sin muchas esperanzas de que la lluvia haga acto de presencia.

 

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