Martes, 28 de Octubre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNTriunfar sin existir. De Boney M. a Milli Vanilli
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Rafael García-Purriños

Triunfar sin existir. De Boney M. a Milli Vanilli

 

Para mi generación hay dos cosas que nos transportan automáticamente a la infancia: la Navidad y Boney M. Ambas, además, pueden ir unidas. Y es que, a finales de la década de los años setenta, Boney M fue un auténtico fenómeno comercial, y hasta sociológico.

 

Sin embargo, como grupo musical propiamente dicho, realmente nunca existió. Era un grupo artificial, fruto de la imaginación del productor alemán Frank Farian.

 

Todo empezó en 1974, cuando Farian grabó la canción ‘Baby Do You Wanna Bump?’ acompañado por músicos de estudio, bajo el nombre de Boney M.

 

La canción obtuvo cierto éxito en Países Bajos y Bélgica, donde hubo ofertas para presentarla en directo y promocionarla en televisiones.

 

Como no existía el grupo en carne y hueso, Farian recurrió a una agencia de modelos para escoger a las personas que, en escena, hicieran las veces de Boney M. El casting no se basaba en cualidades vocales, sino en presencia y habilidades para el baile.

 

Así, se escogió a Maizie Williams, Sheila Bonnick, Nathalie y Mike. Esta formación realizó las primeras presentaciones, pero pronto sufrió cambios: Nathalie fue reemplazada por Claudja Barry, y posteriormente, Sheila y Mike dejaron el grupo.

 

Maizie Williams conocía a un bailarín y DJ carismático llamado Bobby Farrell y sugirió que se uniera al grupo. A ellos se sumó Marcia Barrett, una cantante jamaicana que actuaba en pubs alemanes.

 

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Finalmente, tras la partida de Claudja Barry, Marcia recomendó a Liz Mitchell, también de Jamaica y exintegrante de Les Humphries Singers, completando así la formación clásica de Boney M.

 

Aunque Bobby Farrell era la imagen masculina del grupo en el escenario, las voces masculinas en las grabaciones eran interpretadas por el propio Frank Farian, que mantenía además un control artístico total sobre la actividad del grupo.

 

El primer gran éxito de Boney M. llegó en 1976 con ‘Daddy Cool’, una canción con todos los elementos de su sonido característico que se convirtió en un éxito inmediato en toda Europa. Para este tema, Frank Farian creó parte de la percusión golpeándose los dientes con un bolígrafo, lo que aportó un ritmo original y pegadizo.

 

En el mismo álbum, Take the Heat off Me, estaba también ‘Sunny’, versión del clásico de Bobby Hebb, que consolidó a Boney M en las listas de éxitos.

 

En 1977 publicaron Love for Sale, de escandalosa portada, con canciones como ‘Ma Baker’, basada en la historia de la criminal estadounidense Kate ‘Ma’ Barker. Este tema, con una base rítmica inspirada en ‘Sidi Mansur’ una melodía tradicional tunecina, los llevó a lo más alto de las listas.

 

El cénit llegó en 1978 con el álbum Nightflight to Venus, que incluía ‘Rivers of Babylon’, una canción espiritual rastafari del grupo jamaicano The Melodians, basada en el Salmo 137 (y el versículo 14 del Salmo 19), que Boney M convirtió, adaptada a su estilo, en un himno global.

 

El éxito continuó con Oceans of Fantasy (1979) y, ya a principios de los ochenta con uno de sus discos más celebrados: Christmas Album (1981), que sigue sonando cada Navidad en numerosas partes del mundo.

 

En esta década editan también Boonoonoonoos (1981) y Ten Thousand Lightyears (1984), un giro hacia temas más serios, con canciones que abordaban cuestiones sociales y ecológicas, reflejando un intento del grupo por mantenerse relevante en una industria musical que estaba cambiando.

 

Sin embargo, el intentó no prosperó y el éxito de Boney M. comenzó a desvanecerse, lo que precipitó su disolución.

 

Frank Farian no solo estuvo detrás de Boney M., sino que también produjo y dirigió otros proyectos musicales exitosos, como Eruption, liderado por Precious Wilson.

 

Farian fue asimismo el responsable del escándalo musical más grande de finales de los años ochenta: Milli Vanilli.

 

Este dúo, conformado por Fab Morvan y Rob Pilatus, obtuvo fama mundial con éxitos como ‘Girl You Know It's True’, pero en 1990 se descubrió que no eran ellos quienes cantaban en los discos, lo que llevó a la retirada de su premio Grammy y a una monumental polémica. En realidad, una enorme muestra de hipocresía de la industria y crítica musical que, como el capitán Louis Renault en Casablanca, se apresuró a decir ‘¡qué escándalo, aquí se juega!’, mientras recogía sus ganancias, como si la historia del pop no estuviera repleta de productos de estas características, desde grupos de dibujos animados, a aquellos formados por actores o incluso por animales.

 

El impacto de Boney M. fue profundo, no solo en la música disco, sino también en la cultura popular de muchos países. Su estilo kitsch, sus coreografías y sus melodías inconfundibles hicieron de Boney M. un fenómeno sociológico que trascendió las barreras del idioma y la cultura, llegando a triunfar incluso en lugares tan cerrados por entonces como la Unión Soviética.

 

En años sucesivos, varias formaciones de Boney M. continuaron actuando en distintas partes del mundo, incluso de forma simultánea. Aún hoy, siguen presentándose en lugares como Benidorm y otras ciudades turísticas, manteniendo vivo el legado de una banda que, aunque artificial en su concepción, dejó una huella profunda en la historia de la música popular.

 

En alguna de ellas participó el carismático Bobby Farrell hasta que falleció el 30 de diciembre de 2010 en San Petersburgo, Rusia, a los 61 años.

 

Curiosamente, murió en la misma ciudad y día del año que Grigori Rasputin, figura a la que Boney M. dedicó una de sus canciones más emblemáticas.

 

Linkedin: Rafael García-Purriños

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