Sábado, 06 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNUrgente o importante
  • Buscar
Lucio Fernández

Urgente o importante

 

Hay días que empiezan corriendo… y terminan igual.

 

Llegas a la oficina (o conectas en remoto) con la intención de avanzar en algo estratégico: un nuevo proyecto, una decisión importante, una conversación pendiente con tu equipo. Pero entonces ocurre lo de siempre:

 

  • Un mensaje de WhatsApp de trabajo a las 8:03.

 

  • Cuarenta y siete correos por leer.

 

  • Una reunión improvisada.

 

  • Una urgencia que -cómo no- “no puede esperar”.

 

Y cuando, por fin, cierras el ordenador, sientes que estuviste todo el día resolviendo… pero no construyendo.

 

Te suena, ¿verdad?

 

Durante años, hemos alimentado una cultura en la que la productividad se mide por actividad, por velocidad, por “estar siempre disponible”.

 

Y, sin darnos cuenta, hemos caído en una trampa: confundir estar ocupados con avanzar.

 

Pero lo urgente, aunque parezca prioritario, suele ser sólo lo inmediato. Y lo importante -lo que de verdad transforma- no siempre tiene voz. A veces solo espera silencioso, hasta que lo ignoramos demasiado… y nos pasa factura.

 

No es solo una sensación personal. Hay evidencia sólida detrás:

 

Un estudio de Harvard Business Review revela que el 60% del tiempo de trabajo se dedica a tareas reactivas: correos, interrupciones, gestiones no estratégicas, urgencias que no cambian nada.

 

Según Microsoft, la sobrecarga digital ha incrementado el número de reuniones un 252% desde 2020, sin mejoras proporcionales en la productividad.

 

En el State of the Workplace Report de Gallup, el 44% de los profesionales afirma sentirse “constantemente agotado” al final de la jornada. Y aún así, seguimos corriendo.

 

¿Por qué? Porque lo urgente grita. Lo importante susurra.

 

Lo urgente llega disfrazado de alarma: una notificación, una petición 'rápida', una llamada fuera de hora.

 

Lo importante, en cambio, no empuja. Es más sutil. Y por eso, es más fácil de ignorar.

 

Pero ahí está:

 

La conversación pendiente con ese colaborador que sabes que necesita feedback. La revisión estratégica que sigue postergada.El tiempo que te prometiste para pensar con calma, y que nunca aparece.

 

Lo urgente te ocupa. Lo importante te transforma.

 

Más de una vez me he encontrado a altos directivos que dicen:

 

“Estoy en todos los comités. Apruebo todo. Contesto todo. Estoy en todas partes... excepto en lo que de verdad necesita mi presencia”.

 

Y esa frase, más allá de lo anecdótico, retrata a muchos líderes de hoy. Líderes hiperconectados pero desconectados del propósito, agotados, reactivos. Sin espacio para liderar de verdad. Sin espacio para hacer lo que deben hacer: pensar, pensar y dotar a sus equipos del desarrollo necesario para que los resultados lleguen. Y lo más grave: sin tiempo para cuidar(se).

 

Porque cuando tú como líder no te das tiempo para lo importante, todo tu equipo sufre las consecuencias.

 

[Img #9240]

 

 

Aquí va una verdad incómoda: No todo vale. No todo entra. No puedes con todo.

 

¿Te crees mejor por estar en todos sitios? Realmente, ocurre todo lo contrario. Al intentar estar en todas partes no puedes focalizar el esfuerzo y eso se traduce en malos resultados y frustración tuya y de tu equipo. El refranero español, que es muy rico y sabio, tiene una frase para esto “Quien mucho abarca, poco aprieta”

 

Pues que sepas que… no pasa nada.

Es más, pasa algo bueno cuando lo reconoc

es: recuperas el foco. Poner límites no es cerrarte al mundo. Es abrir espacio para lo que sí importa. Para lo que marca la diferencia. Es decir “no ahora” para poder decir “sí, con calidad” después. Es proteger tu atención, tu energía y tu propósito.

 

Y eso, en un mundo ruidoso, es un acto de liderazgo valiente.

 

Aquí no hay recetas mágicas. Pero sí hábitos que funcionan cuando se practican con disciplina:

 

  • Bloquea tiempo para pensar.

 

  • Si no reservas tiempo para lo estratégico, el caos lo ocupará. Literalmente, ponlo en tu calendario.

 

  • Usa la Matriz de Eisenhower cada mañana: Urgente e Importante (Hacerlo inmediatamente), Importante pero no Urgente (Programarlo para el futuro), Urgente pero no Importante (Delegarlo o minimizarlo), No Urgente y no Importante (Eliminarlo o reducirlo).

 

  • Aplica el principio del “Top 3 diario”. ¿Cuáles son las 3 acciones que, si haces hoy, harán que tu jornada valga la pena?

 

  • Di “no” sin miedo, con respeto. No decir “no” es decir “sí” a cosas que no importan. Aprende a proteger tu energía.

 

  • Reduce la hiperconectividad. Desactiva notificaciones durante momentos clave. Nadie se desmorona porque contestes con 30 minutos de margen.

 

  • Cuestiona el valor real de tus reuniones. ¿Es necesaria? ¿Para qué? ¿Qué se espera decidir? ¿Tiene sentido que estés tú?

 

A veces lo importante no es lo más visible. Lo importante realmente es acompañar a alguien del equipo que está perdiendo la motivación, tomarte media hora para pensar el próximo paso de tu proyecto, decidir qué no vas a hacer más, llamar a esa persona con la que quieres construir algo nuevo, respirar, reflexionar, cuidarte.

 

Lo urgente genera movimiento. Lo importante genera impacto.

 

¿Y si liderar no fuera correr más, sino parar a pensar mejor? ¿Y si la verdadera productividad no fuera llenar tu agenda, sino aprender a vaciarla de lo innecesario?

 

La prisa no escala, lo que escala es la claridad.

 

Tienes dos opciones: dejar que lo urgente te arrastre, o elegir lo importante y liderar con éxito.

 

Recuerda, que la decisión y responsabilidad es sólo tuya. No intentes “echar balones fuera”. Tú decides dónde poner el foco.

 

Liderar es transmitir seguridad, coherencia, criterio. Es tomar decisiones desde la reflexión y no desde la urgencia. Gestionar desde la urgencia debilita a los equipos y a la organización.

 

Linkedin: Lucio Fernández

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.