Domingo, 07 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNMurcia ante el espejo: el reto de garantizar la seguridad en un destino turístico en crecimiento
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Marcos Pagán

Murcia ante el espejo: el reto de garantizar la seguridad en un destino turístico en crecimiento


Murcia quiere ser (y cada vez más lo es) destino turístico de referencia. Lo demuestra el crecimiento sostenido en las cifras de visitantes, con récords de afluencia nacional e internacional y una estancia media crecido cada temporada. Pero la pregunta incómoda sigue ahí: ¿estamos preparados para recibir con garantías a ese volumen creciente de visitantes? ¿Está nuestra seguridad a la altura del discurso turístico?

 

El año 2024 cerró con cifras históricas en turismo extranjero en la Región de Murcia: 1.158.201 visitantes internacionales, un aumento del 18,6 % respecto al año anterior. Abril de 2025 ha confirmado esta tendencia, con más de 120.000 turistas foráneos, un 18,2 % más que en abril de 2024. Todo apunta a que el modelo murciano, basado en sol (aunque cada vez menos), precios competitivos y una imagen de región tranquila, está funcionando.

 

Pero al mismo tiempo, las estadísticas de seguridad comienzan a generar dudas. Aunque el índice general de criminalidad es menor que la media nacional (3,6 puntos por debajo), algunos indicadores concretos apuntan a una realidad menos complaciente. En 2024 se denunciaron 134 agresiones sexuales con penetración, un aumento del 21,8 %. Es un dato que no se puede maquillar. Habla de una problemática creciente y particularmente alarmante en un contexto turístico, donde la percepción de seguridad para mujeres y jóvenes se vuelve determinante.

 

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Por otro lado, la cibercriminalidad se ha disparado. Representa ya el 18,4 % del total de delitos en la región, con un incremento del 11,1 % en apenas un año. Muchos de estos casos afectan directamente a turistas, que caen en redes de fraude digital, reservas falsas, estafas en alquileres vacacionales o clonaciones de tarjetas. La Región de Murcia, como tantas otras, se ha volcado en atraer turismo… pero no ha reforzado con la misma intensidad sus sistemas de protección digital ni la formación de operadores turísticos.

 

A esto se suman debilidades estructurales en materia de vigilancia física. Muchos núcleos turísticos siguen sin contar con presencia policial suficiente, especialmente en temporada alta. Las plantillas locales no crecen al mismo ritmo que los visitantes, y los refuerzos estivales llegan tarde o no llegan. En zonas como el Mar Menor o La Manga, donde se concentra gran parte de la afluencia, a pesar de los esfuerzos los vecinos denuncian de forma recurrente que los pequeños hurtos, robos en viviendas o vandalismo nocturno no solo no han disminuido, sino que han ganado visibilidad.

 

Y si bien es cierto que los homicidios se han reducido a la mitad en el primer trimestre de 2025, este tipo de estadísticas (tan poco frecuentes en la región) no compensan la sensación de inseguridad creciente que se respira en ciertas áreas. No se trata de generar alarma, sino de reconocer que el turismo exige estándares de seguridad muy elevados, y que la Región de Murcia, pese a sus avances, aún no los ha alcanzado.

 

Las inversiones en seguridad, si las hay, no están siendo visibles para el visitante ni para el residente, de forma general. La señalización deficiente en algunas zonas naturales, la ausencia de cámaras en muchos espacios públicos clave, el desconocimiento de protocolos de actuación claros en caso de emergencia o agresión… Estos fallos hacen que el entorno se perciba como vulnerable. Y esa percepción (se sabe) puede echar por tierra años de promoción turística.

 

Tampoco hay que obviar los problemas que afectan directamente al sector privado. Muchos alojamientos turísticos, especialmente en áreas rurales o viviendas vacacionales, no cuentan con sistemas de seguridad adecuados. Sin alarmas conectadas a CRA, sin puertas reforzadas, sin coordinación con los cuerpos policiales. Si un visitante sufre un robo en uno de estos espacios, no solo se lleva una mala experiencia: comparte esa experiencia. Y hoy, la reputación digital lo es todo.

 

También los hoteles convencionales tienen margen de mejora. En muchas ocasiones, los establecimientos no disponen de personal de seguridad (los empleados de recepción obviamente no cuentan como personal de seguridad), ni de procedimientos activos de control de accesos más allá del saludo cordial. Se han registrado casos de hurtos en habitaciones por accesos indebidos a cualquier hora, especialmente en zonas costeras. La falta de formación del personal en primeros auxilios, gestión de conflictos o actuación ante delitos menores, es otro punto débil en la cadena de seguridad. Todo ello, en un contexto donde las valoraciones online determinan la elección del viajero, es más que un riesgo: es una oportunidad mal aprovechada.

 

El discurso oficial sigue centrado en los buenos datos generales. En destacar que “Murcia es una de las regiones más seguras de España”. Pero no basta con comparar estadísticas generales. Se requiere una mirada más fina, más realista. El turista no vive en la estadística: vive en su experiencia directa. Y si esa experiencia incluye un hurto, una estafa, una agresión o un mal rato en un lugar mal iluminado… la confianza se pierde.

 

La clave está en anticiparse. El turismo es, por definición, vulnerable. Los visitantes no conocen el entorno, no dominan el idioma, bajan la guardia. Y eso lo saben también quienes buscan aprovecharse de esa vulnerabilidad. Por eso, una región que apuesta por crecer en visitantes debe crecer, al mismo tiempo, en profesionalización, en vigilancia, en capacidad de respuesta.

 

No se trata de sembrar el miedo, sino de asumir que el modelo turístico de Murcia aún tiene deberes pendientes. Que los récords de visitas deben ir acompañados de planes concretos de prevención, seguridad y atención al visitante. Que los municipios turísticos deben ser reforzados con más medios humanos y más tecnología, más presencia real en la calle.

 

Y, sobre todo, que la seguridad no es solo cosa de policías. Es un compromiso de todos: administraciones, empresarios, ciudadanos y visitantes. Es diseñar espacios seguros, formar al personal que recibe, contar con protocolos actualizados y visibles, prevenir antes que lamentar.

 

Murcia tiene potencial para ser un gran destino. Pero no debe dejar que su éxito turístico se construya sobre la complacencia. El crecimiento debe ir acompañado de madurez. Y en el turismo, sea del tipo que sea, la seguridad es el mayor signo de madurez.

 

Linkedin: Marcos Pagán

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