Martes, 09 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNDe naturaleza, fiestas y exposiciones
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Patricia López Haas

De naturaleza, fiestas y exposiciones


El sábado pasado me invitaron a una fiesta de cumpleaños de las divertidas. Los monólogos, las conversaciones entre periodistas, el testimonio de un expedicionario de los polos y la música en directo formaron parte de una velada de los más entretenida. Hasta me llevé, así, por la cara, una ilustración recién hecha de Los Pitufos. Se sortearon tres y, por supuesto, no me tocó ninguna, pero con enchufe se consigue todo.

 

Un agradecido anfitrión, el gran Pepe Plana, diseñador de jardines y vademécum de la botánica, no dudó en satisfacer los deseos de esta invitada llegada a Madrid desde tierras más cálidas. Me sentí abrumada por la cálida bienvenida. Nada más llegar y una vez hechas las presentaciones, un reducido grupo de invitados, entre los que estaba yo, fuimos a ver su extraordinario jardín en el que reina la bella Fidias, una gata blanquinegra a la que estaba deseando conocer. Estanques, calzadas romanas, piscina cubierta y un sinfín de plantas y árboles fueron aparecieron ante nosotros cual bosque encantado. Ni el granizo ni el intenso frío que hacía en el norte de Madrid lograron parar este paseo por la naturaleza.

 

Ya en el interior y al amparo de la chimenea, las conversaciones sobre la Antártida, los lobos marinos, las belugas y el frío ártico con Javier Cacho (que tiene una isla con su nombre) me hicieron vivir expediciones que nunca realizaré. No me sentiría cómoda a 30 grados bajo cero o durmiendo en una tienda de campaña. Y, es que, como urbanita sin remedio que soy, me siento feliz en las grandes ciudades. Allí donde la cultura y el ocio se mueven a la velocidad de la luz.

 

[Img #4249]

 

Al día siguiente, con la simpática fiesta todavía en la cabeza, subí feliz las escaleras del centro CaixaForum. Recordé ese tiempo en el que los museos y las exposiciones eran mi día a día. Desayuné en la cuarta planta con un concierto fusión de mambo y jazz a cargo de un grupo cubano rumbón. Este centro cultural es vibrante, enérgico y cosmopolita. Allí visité la muestra Arte y Naturaleza, Picasso, Georgia O’Keeffe y Kandinsky estuvieron entre mis favoritos, aunque la exposición va más allá de lo puramente visual. Al verla, y sin ánimo de hacer proselitismo, es inevitable cuestionarte el daño que está sufriendo la naturaleza por la acción del ser humano, así como el de los los animales, cuyos hábitats se encuentran amenazados y muchos de ellos en peligro de extinción. Sin necesidad de llegar a estos planteamientos, no obstante, siempre da gusto ver la pintura de Dalí y otros maestros como Giacometti o Miró.

 

Como decía, este centro de exposiciones está vivo, alrededor de cada una de ellas se organizan talleres y tertulias. En su tienda había multitud de libretas, pañuelos, cuadernos de acuarelas, kits de cartas decorados con delicadas flores y ciencia. Mucha ciencia. Me encanta curiosearlo todo. Me llevé una reproducción de un Ukiyo-e, exquisitas láminas de temática acuática procedentes de Japón, y un precioso libro de David Attenborough repleto de ilustraciones de plantas como, por ejemplo, las del polifacético Leonardo da Vinci. Estos planes me gustan y mucho.

 

Y, como este texto va de flores y árboles, decir que me dejé pendiente una visita al Real Jardín Botánico, donde hay una excelente exposición sobre mujeres ilustradoras. Hay que regresar a la naturaleza, pero a la de Madrid en mi caso.

 

Las capitales y grandes ciudades pueden ser incómodas y tienen inconvenientes por todos conocidos: tráfico, contaminación, precio de la vivienda, alquiler, etc. Pero estar en ellas te da la oportunidad de escuchar mucha música en directo y de vivir mil vidas gracias a su cosmopolitismo. Yo renazco visitando museos, viendo gente de todo el mundo y disfrutando del ocio que estas nos proporcionan. Cuando regreso caigo en un letargo del que, a veces, me cuesta despertar, pero los libros, las experiencias acumuladas y el recuerdo de lo vivido hacen que mi maleta venga repleta. Repleta en este caso de jardines, amigos, naturaleza y arte. Gracias Pepe, gracias Covi.

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