Viernes, 12 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNFernando Fernán-Gómez y una tarde de domingo
  • Buscar
Francisco Martínez Ruiz

Fernando Fernán-Gómez y una tarde de domingo

 

Ya en otra ocasión escribí sin pretensión de esclarecer del todo el tema, esto es, de abordar el tema en toda su extensión, sobre el complejo mundo de las tardes de los domingos. En aquella reflexión bromeaba con las reacciones de mi perro Orfeo frente a los programas esos de la tarde (una compilación de cazadores de langostas, temas del Resguardo Fiscal, las historias de amor frente al lago, los gemelos de las reformas), y una serie de programas que nos introdujeron– tal vez sea esta la más adecuada conjugación verbal- sobre un conjunto de vicisitudes relativas a las concesiones mineras en Alaska, y a sus protagonistas.

 

Esta tarde de domingo, después de la lluvia etc., y de una buena comida en familia- esperando a un miembro más en breve- me ha dado por leer cosas de Fernando Fernán-Gómez, y eso ha debido ser porque inexplicablemente anoche soñé con La Venganza de Don Mendo que desde pequeño me hacía reír mucho. Y me lo sigue haciendo.

 

Pero no era por la parte cómica por la que me he acercado, modestamente, al personaje, sino porque leyendo cosas de él, me hubiera gustado enormemente conocerlo. Tal vez fuera de esas personas que quieres mucho, pero para un ratico. Por lo que se ve tenía Don Fernando un carácter rígido, amén de ser buen conversador, hombre de éxito efímero con las mujeres y, en cualquier caso, un excelente actor tanto en el cine como en el teatro.

 

[Img #4251]

 

Nos ha dejado don Fernando muchas frases, presumiblemente atribuidas a él, aunque ya saben lo que se dice de las frases atribuidas a Einstein o Churchill, salvas sean las distancias.

 

Y en todas, más o menos, se afirmaba una cierta rebelión contra el orden, dentro de un orden. También tenía una colección muy buena que tenía por objeto una descripción rápida de la condición humana. Y ese repertorio es el que hoy me interesaba.

 

Me quedé en una que por cierto ya había leído. Pero me detuve en ella examinando los pros y los contras. Así, le reduje contundencia y acierto. Y también que pueda ser aplicable en todos los casos, lo que la alejaba del axioma, inicialmente.

 

Pero se me quedó pegada gran parte de esta misma tarde de domingo. Me hizo sonreír al personaje, a Don Fernando, y personalmente no requerí que esta afirmación ofreciera más solvencia académica.

 

Decía Don Fernando Fernán-Gómez, y yo lo he leído de nuevo esta tarde de domingo una y otra vez, que “El tiempo pone a cada uno en su sitio. Pero si vas mandando a algunos a la mierda, vas adelantando camino”.

 

Lo brillante del tema no es traer a colación la vieja máxima de los efectos del tiempo respecto a algunos, si no el proponer –si quiera en términos especulativos– que es claramente posible adelantar el sitio de cada uno en el tiempo con un mecanismo de aceleración … castizo, y que podría ser muy efectivo, según don Fernando.

 

Confieso que nunca, hasta el momento, he usado esta propuesta metodológica. Pero bueno, eso no quiere decir nada.

 

Esta enorme conclusión, o algo así, a la que llegó Don Fernando me creo que es para haber tenido la ocasión de oírla tomando unos Martinis en el Hotel Suecia de Madrid, al mediodía.

 

Y además tenía más razón que un santo, cosa que por otra parte no era.

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.