Lunes, 08 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNPaco, te has ido muy pronto
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Fernando Abad

Paco, te has ido muy pronto


No por esperada deja de ser dolorosa. La muerte hoy de Paco Provencio nos ha dejado a muchos tremendamente sobrecogidos. La entereza con la que ha vivido los últimos meses de su vida es un ejemplo para quienes somos sus amigos. Las lágrimas de los que hemos tenido la suerte de convivir con Paco forman un reguero que podría regar campos tan grandes como el vacío que nos deja. Y escribo en presente “somos sus amigos” porque no nos abandonará nunca, como nunca le olvidaremos.

 

[Img #5926]Jamás conocí a nadie que pronunciara una sola palabra negativa sobre él. Al contrario, las muestras de afecto hacia una de las personas más buenas que he conocido han sido infinitas en vida y están siendo infinitas en estas horas tras su marcha.

 

Me cuesta escribir sobre alguien al que he llegado a considerar prácticamente un hermano, y es en este momento cuando invadido por el dolor se me acumulan los recuerdos.

 

No quiero convertirme en protagonista de nada, pues seríamos centenares los que podríamos contar hasta dónde llegaba la bondad de una persona que siempre pensaba en ti antes que en sí mismo. Incluso cuando ya era muy consciente de que el cáncer le estaba quitando la vida te llamaba para preguntarte cómo te encontrabas, por tu situación familiar, por tu situación laboral… por todo.

 

En mi caso, cuando me había llevado un revés, era el primero en acudir. No solo era una llamada para darte ánimos. Iba allá donde estuviera para compartir charla, un café o un arroz y sabías que ese hombro sobre el que descargar lastre o lágrimas te lo ofrecía de corazón.

 

Esa bondad a la que me refería y su ilusión por ayudar era la impronta que siempre ha dejado donde ha estado. Ilusión como sinónimo de esperanza y confianza fue el nombre que junto a un grupo de amigos le dio al Foro que fundó; e ilusión fue la que puso cuando asumió la presidencia de la asociación de antiguos alumnos de ENAE. También le ponía ilusión en sus proyectos empresariales, algunos de ellos fallidos, pero eran precisamente esos fracasos de los que más aprendía. Le fortalecían para afrontar el siguiente.

 

Y sonrisa de ilusión y satisfacción era también la que se le dibujaba ante la victoria de su equipo y el mío, el Real Madrid; y otro tanto le ocurría cuando se sentaba en la grada del Enrique Roca para ver a su Real Murcia; o en las de la ‘vieja’ Condomina o el Palacio de Deportes para seguir al UCAM Murcia, ya fuera de fútbol o de baloncesto.

 

Esa ilusión que transmitía también trataba de trasladársela a sus hijos: Camino y Ricardo, dos gemelos de los que hablaba con pasión. Como pasión era la que sentía por el Cristo del Refugio, al que acompañaba cada Jueves Santo en la Procesión del Silencio.

 

Voy a desvelar, aunque no sea muy adecuado hacerlo, que cuando su salud comenzó a torcerse, aún antes de que le fuera diagnosticada la enfermedad, un año fui yo quien se colgó su túnica y cumplí con el voto que ese día él no podía consumar.

 

Hoy Paco ya no está con vida, pero su ejemplo nos acompañará siempre y le echaremos de menos. Y mucho. Como echaremos de menos también los mensajes de Navidad que nos enviaba a los amigos escritos a mano, con la pluma que siempre le acompañaba. Esa pluma era también su herramienta con la que se había preparado los asuntos que comentábamos en las muchas horas de tertulia compartida en Frecuencia MurciaEconómica. Hasta ese momento, Paco era un enamorado de la radio como oyente y partir de las tertulias aún amó más este medio como protagonista.

 

La familia que Hipólito Martínez formó en torno a su emisora, también hoy le llora, como le llora su viuda, Eva, y le lloran los trabajadores del grupo Gea Perona, la empresa familiar de la que formaba parte; y sus clientes como operador logístico; y los fieles de la Parroquia Santo Tomás de Aquino, en la que colaboraba activamente.

 

Amigo Paco: tu profunda fe te ha ayudado a soportar todos los efectos secundarios de las sesiones de quimioterapia y han sido también tus firmes convicciones las que te han dado consuelo en las últimas semanas, cuando ya sabías cuál iba a ser el desenlace.

 

Solo hay una cosa que nos va a costar perdonarte, y es que te has ido pronto, muy pronto.

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