No se sabe qué es peor… o sí

En todo este asunto que llena los últimos días las páginas de los medios, esto es, el Me Too a la española o caso Errejón, conviene desbrozar un poco para situar el tema en sus justos términos, por expresarlo de algún modo.

En primer lugar, los hechos que se le atribuyen al sr. Errejón, y los que parece que van apareciendo y aparecerán del mismo tenor, son totalmente inaceptables por varios motivos. El primero y principal es, obviamente, la posible naturaleza penal de los mismos.

Siendo esto ya de por sí grave no lo es menos, en otro plano, lo cutre de los procedimientos de seducción y ataque denunciados, con extracción y exposición del miembro viril incluida, que parecen impropios de una persona leída y docta y perteneciente a la autoproclamada vanguardia intelectual de nuestro país.

Siempre hemos pensado que esta gente operaba de un modo más guay y con más mañica sin acudir a los esquemas básicos atribuidos por la gauche divine a los fachas e iletrados –vexata quaestio-, lo que nos confirma como no podía ser de otra manera aquel viejo adagio de que 'la cabra tira al monte'.

Bien. Referidos los hechos sin entrar en más detalles forenses, aparece la explicación del amigo Errejón. Aquí ya ni Antonio Maura, Ortega y Gasset, Cánovas del Castillo y Pablo Iglesias juntos superan el despliegue argumental y retórico esgrimido.

Ya no se trata de que así a primeras, a pelo, no se entienda nada. Que no es poco.

Es que yo creo que jamás en los anales de la retórica española o continental se había logrado conectar un asunto relacionado con me he pasado siete pueblos con la señora A, y seguramente con medio alfabeto, con un conjunto de factores que van desde la contradicción neoliberal en la que se ha sumido el personaje, la persona, y sus atributos, y la terrible opresión del patriarcado.

Que todo le ha pasado por haber sido abducido temporalmente por la peor de las Task Force de la derecha, y que eso es lo que explica que le haya dado por dar.

El sr. Errejón ha explicado que se encuentra en acompañamiento -entendemos tratamiento- psicológico al respecto. Este extremo merece el máximo respeto. Tanto que podía bien haber dado esa explicación, a lo Michael Douglas, y la cosa hubiera parecido mas digerible. Pero tuvo que liarla e introducir –con perdón– el relato épico, complejo, premeditadamente confuso y apto para su parroquia que ya hemos comentado anteriormente.

Pero no se sabe qué es peor…o sí

Si nos abstraemos de los dos temas anteriores, lo que ya es de opereta es la rueda de prensa del ministro Urtasun con unos cuantos compañeros y compañeras (cuatro, la jefa se encontraba accidentalmente en Colombia), para decir por un lado que los mecanismos de prevención y detección no habían funcionado. Se habrá quedado descansando con esta potente explicación de los resortes que la organización tenía al respecto. Igual da que hubiera dicho esto, que si se refiere a un programa contra la osteoporosis o a la vacunación contra la gripe aviar en la sede central del partido. 

Pero ya el colofón es cuando anuncia medidas contundentes de carácter interno (no dimisiones o algo parecido). El ministro nos aclara que se van a desarrollar, esta vez sí, unos cursos obligatorios de feminismo para los mandos de Sumar.

Alguien, ahora ministro, que resuelve un pastel como el que hay montado con unos cursos obligatorios de feminismo y se queda despachao' solamente puede ser calificado de esfinge.

Una esfinge, sin enigma.