El mito de Sísifo en el mundo actual
Cuenta la mitología griega (al menos en su versión más difundida) que Sísifo era un astuto embaucador que engañó a los dioses.
Acusó a Zeus de raptar una ninfa y cuando Zeus mandó a Tánatos (la muerte) a buscarlo, Sísifo lo trató con amabilidad y lo colmó de comida y bebida hasta que consiguió ponerle los grilletes y encerrarlo en una celda.
Durante mucho tiempo, nadie murió, pero Hades (rey del inframundo) entró en cólera y le pidió a Zeus (su hermano) que solucionara la situación. Zeus entonces mandó a Ares (rey de la guerra) a liberar a Tánatos, quien finalmente consiguió llevar a Sísifo al inframundo.
Sin embargo, un estafador como nuestro protagonista, no podía dejarse sorprender y antes de fallecer le había hecho prometer a su mujer que no le rendiría las honras fúnebres a su muerte. Así que, tras mucha insistencia logró que Hades le permitiera volver a la vida para reprender a su esposa con la promesa de regresar inmediatamente. Pero cuando Sísifo se vió con los vivos, y tal y como tenía pensado desde el inicio, se quedó allí durante mucho tiempo puesto que el mismo Tánatos tenía miedo de acercarse a Sisifo recordando el trato recibido.
Finalmente, Tánatos cumplió su cometido y Zeus y Hades decidieron imponer a Sísifo un castigo ejemplar por burlarse de todos ellos (incluso de la muerte). Durante toda la eternidad tendría que estar subiendo una pesada piedra redonda por la ladera de una montaña empinada y cuando estuviera cerca de la cima, la piedra rodaría hasta el valle para que Sísifo nuevamente empezara a subirla otra vez.
El mito de Sísifo se puede aplicar en muchos aspectos de nuestra vida actual.
Sin ir más lejos en el mundo laboral. ¿Quién no se ha sentido alguna vez como Sísifo?. En muchas ocasiones arrastramos gran carga de trabajo y cuando estamos a punto de ver la luz, de nuevo nos vuelve a entrar más. Es un no parar, nunca se acaba. Y no debe pararse porque eso significaría quedarse sin trabajo; ¡para llevar esa carga estamos! pero la diferencia con nuestro amigo Sisifo está en cómo de rápido tenemos que subir la roca. Nada de esto dice el mito
La exigencia laboral nos exige ser más rápidos y competitivos que los vecinos, exáctamente lo mismo que a los vecinos le es exigido respecto de nosotros y en ese bucle se mueve la economía actual.
La piedra cada vez hay que subirla más rápido porque hay muchos otros Sísifos que quieren subirla antes que tú y el dios Hades (el fracaso) te vigila cuidadosamente para llevarse a los últimos al inframundo.
La máxima de “más por menos” se ha apoderado de nuestro modelo productivo.
Más cualificación profesional pero con el mismo (o menos) sueldo, más caros los artículos pero menos cantidad, más elevados los precios pero menor calidad. Sin duda, hoy el cambio más frecuente que introducen las empresas en nuestros productos de consumo no es añadirle una mejora, más bien es el de suprimir cantidad o calidad para, con suerte, mantener el precio.
Los esfuerzos por ser competitivos nos convierten a muchos en Sísifos involuntarios. El ritmo de vida es cada vez más rápido y nosotros nos vemos abocados a subir la piedra cada vez en menos tiempo.
Pero aun así, hay que buscar una motivación, sea la que sea, cualquiera que a uno le valga, puesto que como dice Albert Camus en su libro 'El mito de Sísifo' “no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza”.
Así que (y siguiendo a Camus) lo importante es lo que pensemos cuando bajemos la montaña a buscar de nuevo la roca. Hay que encontrar un acicate que nos sirva para cada lunes y aceptar lo que dice el Génesis 3:19 “te ganarás el pan con el sudor de tu frente” y mientras, en el descenso, imaginar a Sísifo feliz.
Linkedin: Gabriel Vivancos