Domingo, 14 de Septiembre de 2025
Diario de Economía de la Región de Murcia
OPINIÓNThe Notting Hillbillies, Mark Knopfler se pasea por el Medio Oeste... y nos explica el derecho laboral
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Rafael García-Purriños

The Notting Hillbillies, Mark Knopfler se pasea por el Medio Oeste... y nos explica el derecho laboral

 

Notting Hillbillies fue una banda comandada por Mark Knopfler y tres amigos de cierto renombre. Una especie de lado acústico e intimista de Dire Straits, el proyecto principal del guitarrista escocés, un intento de hacer algo alejado del gran público.

 

Su buen hacer queda plasmado en este excelente ‘Missing… Presumed having a good time’ (1990) que alcanzó mejores resultados artísticos que comerciales y que, por desgracia, no tuvo continuidad, aunque nos da la pista de cuál iban a ser los derroteros musicales de Mark Knopfler en adelante.

 

La elegancia habitual del guitarrista se realza con esa especie de melancolía y esa pausa, con unos resultados brillantes. Melodias exquisitas (Bewildered, Please Baby, Feel Like Going Home, …) líneas de guitarra cristalinas (Your Own Sweet Way, Blues Stay Away from me, That’s where I belong, Will you miss me), clásicos, alguna composición propia: Un bonito paseo por los sonidos del medio oeste estadounidense.

 

La primera canción es una adaptación libre del tema tradicional ‘Take this Hammer’, que sigue la tradición de las ‘Chain Gang Work Songs’, que proceden de aquellas que cantaban los esclavos en las plantaciones, que recogían la estructura de llamada y respuesta de la música tradicional del África subsahariana (que ha pasado a estilos como el Blues o el Gospel). La tradición pasó a los prisioneros, que las cantaban mientras realizaban sus trabajos forzados.

 

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Un estudioso del derecho del trabajo encontrará en esta canción, curiosamente, los principales elementos de la relación de trabajo, elementos que va desgranando el cantante principal, mientras explica su desdichada situación como trabajador en las vías del ferrocarril. Viene estupenda para un Primero de Mayo.

 

El Derecho laboral sirve para ordenar aquellas relaciones dotadas de unas notas específicas. Con palabras de nuestro Estatuto de los Trabajadores, las de aquellos  ‘que voluntariamente presten sus servicios retribuidos por cuenta ajena y dentro del ámbito de organización y dirección de otra persona, física o jurídica, denominada empleador o empresario’.

 

Y es que, el trabajo que regula el derecho del trabajo es, de entrada, aquel a cuya realización se comprometen, de forma personal, seres humanos, personas físicas y naturales.  En el caso concreto de la canción, el narrador nos va dejando bien claro que es él el que realiza el trabajo, así como el esfuerzo que le supone manejar ese viejo martillo que ‘suena como plata y brilla como oro’, y se lo va contando a un compañero (‘good buddy’), al que le va a confiar la tarea de comunicar, como veremos, que abandona su puesto.

 

El trabajo, además, ha de ser prestado de forma libre y voluntaria, fruto de un consentimiento manifestado a través del contrato de trabajo, mediante el cual se instrumenta el intercambio libre y voluntario entre trabajo y salario ‘trabajando en el ferrocarril, por un dólar al día’.

 

La voluntariedad de esta relación laboral ha de verificarse no sólo en el momento del nacimiento de la relación laboral, sino a lo largo de toda su existencia. Por tanto, es regla general que el trabajador, libremente, pueda dar por concluido el contrato en cualquier momento y sin necesidad de alegar causa alguna que lo justifique.

 

En la apreciación de la siguiente nota de laboralidad son esenciales dos pasajes de la canción, el ‘gotta get my money, gotta get my pay’, que nos indica que el trabajador ejecuta sus tareas a cambio de dinero, lo que, como veremos, además de constituir el elemento ‘retribución’, es un indicio importante de ajenidad, el trabajador permanece como un extraño o ‘ajeno’ a los beneficios derivados de su propio trabajo quedando su posición limitada a la de puro acreedor de salario.

 

El segundo de los pasajes de la canción reveladores de la existencia de una relación laboral por cuenta ajena es, en este caso, el ‘coge este martillo, llévalo al capataz, y dile que me he ido’. En el momento de abandonar, el trabajador se asegura de devolver la herramienta de trabajo al capataz: las herramientas de trabajo no pertenecen al trabajador, sino que se las proporciona el empresario.

 

Un elemento decisivo en la consideración de una relación como laboral es el de la subordinación o dependencia: el trabajador se integra en una empresa, cuyo dueño ostenta las facultades de organización del trabajo y de imposición de sanciones a los trabajadores que incumplan sus obligaciones.

 

Por este motivo, y tras el abandono del puesto y la devolución de la herramienta, el trabajador da por hecho que el capataz le va a pedir explicaciones del modo y la forma en que se ha comportado. ‘si te pregunta, querido compañero, si yo corría, díle que volaba’, y ‘si te pregunta si me reía, díle que lloraba’.

 

Por fin, la última de las notas de laboralidad es la de la retribución, que se recibe de manera uniforme y periódica (el ‘for a dollar a day’, de la canción), elemento fundamental que distingue el trabajo por cuenta ajena de las relaciones de esclavitud o, simplemente, de las relaciones amistosas y desinteresadas, propias de los servicios de voluntariado.

 

En las vías del ferrocarril, ‘querido compañero’, existe una relación jurídico-laboral, al menos, por lo que respecta a este sufrido trabajador, del que, en todo caso, no se puede decir que se hayan respetado mucho sus derechos...

 

Por lo demás, un excelente disco que, lamentablemente, pasó algo desapercibido. Merece la pena tomarse ‘el trabajo’ de escucharlo.

 

No será remunerado con un dólar al día, pero será, a buen seguro, mucho más placentero.

 

Linkedin: Rafael García-Purriños

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