La necesaria apuesta por el trabajo colaborativo y en red
Ante un mundo que atraviesa desafíos globales como la desigualdad, la exclusión social, el reto climático, los desequilibrios territoriales, la gestión de la diversidad, la calidad en el empleo, los modelos de desarrollo, el racismo, la despoblación en zonas rurales, la igualdad entre hombres y mujeres, la soledad no deseada, entre otros desafíos, necesitamos apostar por la colaboración con los otros actores sociales presentes en el territorio local de actuación para tener éxito en el abordaje de nuestros objetivos. Debemos, también, apostar por el dialogo, el acuerdo y la generación de alianzas multiactor que nos permitan apostar por la transformación social, saliendo de la estridencia actual de la confrontación y el insulto hacia el que piensa diferente a nosotros.
“Hay una antigua historia sobre un rabino que tuvo una conversación con el Señor acerca del cielo y del infierno: Te mostraré el infierno- dijo el señor- y llevó al rabino a un cuarto en medio del cual había una mesa grande y redonda. La gente, sentada alrededor de ésta, se sentía hambrienta y desesperada. En medio de la mesa había una gran olla con guisado, que bastaba y sobraba para todos. El olor del guisado era delicioso y al rabino se le hizo agua la boca. La gente alrededor de la mesa sostenía cucharas con mangos muy largos.
Todos descubrían que podían alcanzar la olla para servirse el guisado, pero debido a que el mango de la cuchara era más largo que su brazo, no podían llevarse el alimento a la boca. El rabino observó que sus sufrimientos eran terribles. Ahora te enseñaré el cielo- dijo el Señor- y fueron a otro cuarto que era exactamente igual al primero. Había una mesa igual de grande y redonda y la misma olla con guisado. Las personas, como antes, tenían las mismas cucharas con mangos largos, pero estaban bien nutridas, gordas, reían y platicaban. Al principio el rabino no pudo comprender. Es muy sencillo, pero requiere de habilidad- dijo el Señor. Mira, han aprendido a alimentarse los unos a los otros”.
Esta parábola es una invitación a la reflexión colectiva, lo que nos separa entre el éxito y el fracaso, entre el cielo y el infierno, entre el acuerdo o la confrontación permanente, entre la competencia o la colaboración, es la capacidad de generar espacios y tiempos de relación y colaboración entre actores sociales diferentes, partidos políticos, empresas, organizaciones sociales, academia, administraciones públicas, ciudadanía. Ningún actor social en solitario, podrá ser capaz de afrontar los grandes retos de este siglo XXI, necesitamos construir alianzas multiactor en el marco del ODS 17. La supervivencia de unos estará en la calidad de las colaboraciones con los otros.
Aprendamos a trabajar los unos con los otros en redes colaborativas a nivel municipal, de región y de país, a escuchar al otro, a tener en consideración sus aportaciones, a construir respuestas basadas en la coordinación, la colaboración y el intercambio de conocimiento.
Romper con la lógica imperante del individualismo, la descoordinación, la sectorialización y la fragmentación requiere de un cambio cultural, caminando desde la desconfianza y la mirada estereotipada del otro hacia la colaboración, la cooperación, la confianza en el valor de las aportaciones del otro, abandonado la mirada del “yo gano” y “tú pierdes” para avanzar hacia “el ganamos juntos”. Para hacerlo posible, el trabajo en red y el dialogo es el camino a recorrer. No se trata de imponer visiones, sino de buscar espacios de encuentro, de relación; creando redes colaborativas entre lo público, lo privado y lo social que se construyan desde la confianza, la complementariedad, la valoración mutua y la lealtad.
La calidad de la ciudad, del barrio, del territorio, de la empresa, de la organización social o de las personas se mide no solo en función de los recursos de los que se dispone, sino de su capacidad de establecer relaciones de calidad con los otros, de generar alianzas colaborativas, de cerrar acuerdos, basados en la capacidad de escucha activa del valor del otro.
Trabajar en red a nivel local, implica otra forma de articular las políticas públicas en la ciudad, concebida esta como espacio territorial para la interacción entre las personas y los actores sociales presentes en la misma. Trabajar e impulsar el trabajo en red a nivel local, supone otra forma de gobernar la ciudad, la empresa o la organización, basada en la cesión del protagonismo, la participación, la implicación, el compromiso, la mirada global y no particular. Trabajar en red es otra forma de gobernar y organizar el territorio basada en la gobernanza democrática.
Construir las políticas públicas apostando por el trabajo en red, por la articulación de redes locales de información, comunicación, planificación, colaboración, coordinación, implementación, evaluación y seguimiento de estas políticas, implica la elaboración de un modelo y una estrategia de ciudad compartida por los principales actores y sectores sociales presentes en el territorio, a la vez que se elaboran diagnósticos territoriales de necesidades y demandas, compartidos por los diferentes agentes implicados.
Las respuestas no pueden ser individuales, sino colectivas, no están en la teoría, sino en los comportamientos y en las prácticas colaborativas reales, superando las fronteras que nos separan para construir puentes que nos unan. El cielo, el éxito, la transformación no están tan lejos, a veces basta con girar la cuchara, con cambiar la mirada.
Linkedin: Juan Antonio Segura Lucas